Escocia

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sábado, 21 de agosto de 2010

Triángulo de las Bermudas

Correspondiente al viernes 20 de agosto de 2010
Por la isla de Orkney (Islas Orcadas)


Hoy me ha tragado lo que yo llamo un Triángulo de las Bermudas del aficionado a la fotografía. Es un sitio, evento, situación... que como te pille con la cámara a mano, que se olviden de tí quienes te rodean. Puede ser un lugar, que te permita explorar miles de encuadres diferentes; puede ser un acto, celebración, unas fiestas, que te dé la oportunidad de captar en la gente diferentes emociones, actitudes, etc; puede ser una situación normal y tranquila, en la que la gente que conoces se sienta cómoda para poder retratarla reflejando los gestos que sabe que le caracterizan, y no mirando a la cámara y diciendo patata, que de vez en cuando es necesario pero nadie sale como realmente es.

Pues uno de esos me ha succionado hoy. Buscadme en los radáres, y veréis que no aparezco.

¿Recordáis los familiares lejanos que visité ayer? Pues hoy me han invitado a desayunar y a comer. Vamos, que he echado el día entre piedras en todas las posiciones (las piedras, no yo, que he mantenido la vertical en la medida de lo posible) y con las finalidades más inciertas (es realidad, es sólo una parte).

Orkney Island cuenta con dos atractivos fundamentales: naturaleza (paisajes, fauna y flora) y yacimientos arqueológicos. He disfrutado de los primeros de camino o aldedor de los segundos. Y es que tienen unas cosas bastante impresionantes. Me hace gracia, porque una chica de los Scotland Rangers (que suena a Chuck Norris, pero es más bien una mezcla del antiguo ICONA y Patrimonio Nacional), me ha contado una frase que dicen los lugareños: "Aquí escarbas la tierra y sangra Neolítico". Parecido a lo que pasa en Mérida con Emérita Augusta, que no nadie se atreve a mover un grano de arena de un sitio a otro, porque como aparezca algo parecido a una sandalia, paran máquinas y a esperar años para continuar.

El caso es que yo iba para curiosear, teniendo previsto cubrir dos áreas. Pues he visto la primera (ahora os cuento), y me he ido quemando rueda de vuelta para el ferry, porque también lo perdía, sin acercarme siquiera a la segunda área.

¿Qué me ha retenido más allá de lo previsto? El cariño, mucho cariño.

Simplificando, hay quien dice que hay dos formas de hacer las cosas: bien o mal. Yo, simplificando también, digo que hay dos, pero no son esas: hacerlas, sin más, o hacerlas con el alma; y luego saldrán bien o mal. Hoy he conocido gente que lo que hace, lo hace con el alma, y se nota. Son la gente de los yacimientos arqueológicos de Stenness. Y es su cariño hacia su trabajo, su pasión, lo que me ha retenido, sí señor.

He llegado a un primer conjunto arqueológico: "No hay hueco en ninguna visita hastas las 12, I'm sorry". Usted apúnteme, que luego ya me paso. Y en las dos horas largas que quedaban, me he ido a ver otros que son al aire libre: aparcas, paseas hasta ellos, paseas alrededor, haces unas fotos y te vas. Naturalmente, me lo he tomado con calma, para disfrutar del lugar, porque, sin querer entrar en detalles, plantearte cómo, hace 5.000 años, unos sujetos supuestamente atrasadísimos llevaron a la vertical piedras de hasta 5 metros de altura, y encima después de haberlas trasladado, porque la composición no es la propia de la zona; como digo, plantearse cómo hicieron esto, da para pensar un ratillo. Por no decir para qué lo hicieron, que es algo que todavía no está claro.

En este ratillo, de paso ojeo a mis colegas turistas, que da gusto verlos. Me imagino a las pobres piedras diciéndose entre ellas: ¿Para esto hemos quedado? Sí hija, para que una springbraker se ahorre cargar con el trípode. Da gusto.




El lugar, en realidad, se parece más a esto:


A la hora debida, me he presentado en el lugar debido, un guía nos ha acompañado al grupo de las 12 a una tumba en plan pirámide de Keops, pero en pequeñito (ojo, cronológicamente anterior por más de 1.000 años). Eso sí, con unas moles de piedra de mucho cuidado, y detalles de ingeniería y astronomía que, al menos yo, desconocía que controlaran entonces. Cosas del estilo: el día del solsticio de invierno el sol se pone exactamente por un sitio que hace que el rayo de luz se adentre por la puerta del túmulo hasta la cámara interna del mismo, rollo Indiana Jones total.

Lo mejor es ¿para qué se tomaron tantas molestias en un país en el que The Sun es un periódico más que un astro al que realmente conozcan (les suena su cara por los catálogos de viajes a Canarias)? De hecho, el guía, un hombre de unos 55 años, con los pelos de aquélla manera, con ese aire distraído y aparentemente seco del que en el fondo es un cachondo mental, pero la rectitud forma parte del gag; el guía, como digo, ha confesado, y creo que lo ha hecho en serio, que ya lleva unas cuantas sentadas dentro de la cámara funeraria tal día como el 21 de diciembre, y que si quieres arroz Catalina: siempre cloudy. Si lo dice él...

Este guía ha sido el aperitivo de lo de después: pasión en su trabajo a raudales, no por su sonrisa (carente de ella), sino por cómo te cuenta las cosas, las vive, y se siente orgulloso de cada piedra que hay allí puesta.

Además, estas cosas te ayudan a desmitificar a nuestros ancestros. Uno creyendo que eran gente seria, preocupada por satisfacer sus necesidades básicas, ya que tenían que trabajar el campo y ganarse el pan con el sudor de su frente, porque Carrefour no les daba crédito, y resulta que eran unos pintas y tenían tiempo para bromitas. Un vikingo que pasó por allí y se encontró la tumba ya hecha (y saqueada), no se le ocurrió otra cosa que escribir con lenguaje de runas lo siguiente: "Estas runas fueron grabadas por el hombre más habilidoso en runas de todo el Océano Occidental". En plan graffiti de  Muelle. Vamos, que pa'chulo chulo, mi pirulo.

O como puso otro: "Thorni fue encamada aquí. Grabado por Helgi". Si le pagabas bien, lo contaba en Sálvame.

Al final de la visita, este guía me ha dicho que en ese momento empezaba otro tour por las piedras donde había estado yo antes, sólo. Me presento allí, y estamos 3 personas. Genial, pase privado.

La ranger majísima, y apasionadísima de su trabajo. Al final te enteras de que esta gente son, en su mayoría, voluntarios. En los últimos años han hecho aquí unos hallazgos que están revolucionando lo que pensaban los expertos sobre la forma de vida en la edad de bronce, así que los arqueólogos más reputados de todo el mundo se pegan por venir aquí en sus vacaciones, para poder ponerlo en sus currícula.

El yacimiento sólo puede ser excavado con "buen" tiempo, lo cual se limita a unas 6-8 semenas en verano, que terminan ya. Es el tiempo del que disponen cada año para desenterrar, fotografiar, clasificar y, en general, acumular pruebas de campo para luego estudiarlas en invierno. Como decía ella, "Si se consiguen fondos para el año próximo, volveremos".

Y hoy que, cómo no, ha llovido lo que era menester, allí estaban ellos, como hormiguitas, dale que te pego al cepillito y al cincel, y un montón de gente iba corriendo de un sitio para otro: hay que aprovechar los últimos días de excavaciones:







Y la ranger explicándonos, in situ, los trabajos que están haciendo ahora. Estaba tan metida en lo que contaba, que ni se le ha pasado por la cabeza cubrirse la misma con la capucha, o resguardarse de algún modo. Eso es poner el alma en lo que se hace. Impresiona.

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