Escocia

Escocia

martes, 17 de agosto de 2010

Círculo de confianza

Correspondiente al lunes 16 de agosto de 2010

Parece ser que todo, en este viaje, se basa en la confianza. Este modelo, para que funcione, necesita confianza.

Confianza, como la que demuestran personas como la que regenta mi B&B de hoy. Esta mañana he llamado desde Glencoe a un establecimiento que recomienda la Lonely Planet en Inverness. Agua, lleno hasta la bandera; pero antes de colgar, me han dado un número de teléfono y… bingo! Teniendo en cuenta que eran las 9:30 de la mañana y no tenía nada, ya que, tras el fracaso de la noche anterior durante 2 horas buscando cama en la isla de Skye, acababa de decidir cambiar la ruta por completo, era un regalo.

Ahí el día mejoraba sustancialmente (me estaba preguntando si lo de Skye era la norma, y me había columpiado al no planificar nada de nada). La señora, claro, no me pide ni Visa, casi ni el nombre. Sólo la hora de llegada.

Confianza la mía por decirle que “Between 7 and 8 p.m.”, conociéndome, rey de los ya que’s, teniendo por delante 100 millas en línea recta, con miles de tentaciones por el camino para sacar la cámara (es un segundo), y con el run-run en la cabeza de que Skye no se iba a ir de rositas, pero teniéndole respeto, porque era ampliar la jornada mucho.

Confianza la suya por tragárselo, pero en fin. “See you tonight; bye, bye!”. See tú lo dices...

Como me temía, “pequeño” desvío de la ruta prevista, que al final ha terminado siendo de unos 200 kms extra. Que si Sólo la puntita… ¡mis coj…! Me he metido en Skye hasta la cocina, y merece la pena, ya te digo. El lugar es increíble. Da la impresión de ser el mismísimo fin del mundo; en cierto sentido, un páramo. Pero como son los páramos que han pasado el invierno bajo la nieve.

Me habían avisado de que suele hacer mal tiempo: lluvia, viento, niebla… Si vais a Finlandia, ¿queréis que llueva? Si vais a Aspen, ¿no queréis nieve? Si vas a Marrakech, ¿queréis frío? ¿Y en Skye? ¿Queréis verla en su más pura esencia? Pues yo hoy la he tenido: lluvia, viento, niebla… Y me alegro, porque estoy seguro de que Skye con un sol de justicia no es Skye. Está, probablemente, entre los tres primeros destinos turísticos en Escocia para el visitante nacional. Desde luego, es el que tiene el ratio oferta / demanda de alojamiento más bajo (lo he vivido en mis carnes). ¿Por qué será, si el tiempo es tan malo? Imaginad.


De hecho, antes de llegar a Skye, otra sorpresita: castillo de Eilean Donan (Los Inmortales). Me habíais avisado de que era un need to visit, pero la verdad es que no era consciente de que pasaba por la puerta. ¡Qué situación! (a lo Mont Saint-Michel, pero en pequeñito) Y que escenario plomizo para que impresione más. Parada técnica, naturalmente.

Y antes aún, a la vuelta de otra curva indescifrable, cerca de las Five Sisters of Kintall, otras sorpresa: al pie de la carretera, sobre un promontorio del que se dominaba la confluencia de tres valles, montoncitos de piedras superpuestas que la gente había ido formando como ofrenda, petición o simplemente para formar parte de algo (del grupo de los que lo hicieron).


Unas grandes, otras modestas. Pero realmente daba la impresión de haber sido hecho con muchísimo cuidado, como pidiendo algo, no sé si sabían a quién, pero seguro que sí sabían qué.


Y entre ellas, arbustos en flor de un intenso color rosa. Ninguna señal del significado de cada montoncito o de su autor, salvo una: Mum. No ponía nada más.
La comida, en Portree (Skye), sin perder mucho el tiempo (caminando por la calle, de hecho). Por cierto, de postre un crèpe de nutella como los del Qartier Latin.

Y echando virutas para casa, naturalmente por el camino más largo (atravesando Skye hasta la costa oeste antes de volver por donde había venido), y además más deficiente. C’est la vie.

Todo el trayecto por carretera ha sido disfrutar sin parar. Sí, algunos coches; sí, algunos tramos manifiestamente mejorables; sí, muchos estrechos (del ancho de mi coche, ni un milímetro más); sí, a veces veía menos que un gato de escayola… Pero, de verdad, increíble. De pronto, filas de nubes que se cuelan en un valle, dejando a la vista la cabeza y los pies de la montaña, como una toalla puesta a la cintura al salir de la ducha. De pronto, a la vuelta de una curva indescifrable, se aparece una bahía gris, con un mar gris, delimitada por contundentes colinas de un verde que quiere ser vivo, pero lo mata el gris del entorno. Donde el mar retrocede en la bajamar, queda un fondo de un naranja chillón, no sé de qué.


Y el limpia, sin prisa pero sin pausa. Clac, clac; clac, clac… De pronto, una cascada emerge de cualquier parte. Y así todo el rato. ¿Importa la lluvia?

Antes de llegar a Inverness (donde me encuentro), Lago Ness. Si Nessie esperaba ser la estrella del día, la pobre ha sido desbancada por todo lo que había visto antes. Para empezar, ya dijo que mitómano no soy mucho, y menos “monstruómano”. No me llama la atención esta imaginería. Y aún así, creo que puede que la haya visto, pero, o mucho me equivoco, o por aquí exageran más que en Ubrique. Circulando por la carretera que discurre a la orilla del lago se me ha aparecido un monstruo terrorífico (animal telibe), ha cruzado la carretera delante de mi coche, en plan recorte taurino, lo que ha estado a punto de costarle caro. A mí, me hubiera costado un lavado, todo lo más, porque la susodicha Nessie era lo que nosotros hubiéramos llamado una ardilla. Pero Nessie, haberla, hayla.

¿Y qué decir de Invernes? Primer lugar medianamente civilizado en el que hacen alto mis huestes. El centro del pueblo (bueno, ciudad, con 30.000 habitantes, frente a 360 de Glencoe, no está mal), es pequeñito. Pero tienen el atractivo de un gran río que lo cruza, varios puentes que cruzan a éste, y un castillo en lo alto que los domina a todos. Paseando por la noche, en 500 metros fichas más de 15 restaurantes al estilo más cool de Londres, lo cual me ha sorprendido, y si se soluciona la cuestión del alojamiento, previsiblemente intentaré probar mañana uno de ellos para la cena. Hoy ya lo he intentado, pero a las 10, en estas latitudes, la cocina está cerrada y el cocinero planchando la oreja. Así es que me he tenido que conformar con un cheese cake con toque de naranja (bueno, dos). Sacrificado que es uno…

Por cierto, que hasta llegar a esta zona apenas había visto compatriotas, y aquí ya llevo unos cuantos, para ser esto. Tampoco los echaba de menos, la verdad. Si hubiera querido estar rodeado de españoles en Agosto, me hubiera ido a Nueva York, ¿no?

Tal como había prometido a la casera, y para mi sorpresa, he llegado al pueblo a las 19:50 zulú (prueba superada). Y volvemos al tema de la confianza, que es por donde había empezado. Digo que todo este sistema se basa en la confianza. Si no, de qué una mujer que ya no cumple los 60, ni creo que los 70, se mete en este embolado. El Jaguar del backyard me dice que necesitarlo, económicamente, no lo necesita (bueno, igual antes del B&B iba en autobús). Me da a mí que es viuda, más que nada porque si no su pobre esposo ha de morirse, pero de vergüenza, cada vez que entra un nuevo huésped y se encuentra semejante colección de fotografías del buen señor con su correspondiente kilt. Sin ánimo alguno de burlarme, yo creo que es su forma de rendirle homenaje. En una de las fotos salen ambos juntos, y a ella se la ve idéntica a como es en persona (salvo porque me ha recibido en albornoz), es decir, ha pasado poco tiempo; desde la foto y, necesariamente al tener que ser posterior, desde el deceso. Como baje a desayunar mañana por la mañana (que, por cierto, con la hora me ha colado un golazo por toda la escuadra, las 7:45) y me encuentre al caballero con un plato de tostadas en la mano, que vengan a buscarme con desfibrilador; para mí, no para él.

En fin, que con los bichos raros que se le pueden meter en casa, eso es confianza. Yo creo que, aparte de por la pasta, lo hace por la compañía. Tiene la casa impoluta. De hecho, yo creo que está recién reformada. A mí, que soy una reserva de última hora, me ha dado una habitación de coña (baño completo incluido, of course, que a este paso el Pato WC, completamente innecesario), de hecho es tan “cuca”, que creo que es de niña, pero no habiendo peluches de Hello Kitty, ¿y a mí qué?

Pero la confianza es todo aquí. Llevo 1.800 kilómetros desde Plymouth, y he dado y recibido largas para aburrir, pero TODAS eran para ceder el paso o agradecer que me lo cedieran /se lo cediera. Todas menos una, hoy, tras una pirula; no recuerdo si la hizo él o yo. De hecho, no creo que tuviéramos la misma versión de los hechos. Pero aparte de eso, amabilidad para todo, tranquilidad… ¡Qué país!

Confianza por dormir tranquilo sin saber dónde estaré en 24 horas, de entre las múltiples alternativas posibles, que no dependen de mí enteramente por culpa de los No vacancies.

Son majetes estos tíos. Me mola este rollo. Creo que les voy a dejar entrar en mi círculo de confianza.

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