Escocia

Escocia

jueves, 19 de agosto de 2010

Sacando petróleo

Correspondiente al 18 de agosto de 2010
Black Isle - Lairg - Altnaharra - Syre - Helmsdale - Lysbter - Wick

Estamos en el Mar del Norte, y eso se nota. Para empezar, porque desde la costa se vislumbra alguna que otra plataforma potrelífera. Ya a simple vista se ve la llamita en plan pebetero olímpico. Y con un buen zoom, se ve a Tim Robbins en La Vida Secreta de las Palabras. Hay algunas áreas de la región que viven de reparar estas plataformas. De hecho, por donde estuve ayer había un par medio montadas (sin llamita).


La ruta por carretera ha sido, de nuevo, espectacular. Si alguien mira el itinerario sobre un mapa, comprobará que había un ruta infinitamente más corta para llegar al mismo destino (me he dado cuenta, gracias, ha sido intencionado). Aunque la costa tenía atractivo, me partía el corazón no ver el interior. Y he acertado. De hecho, me he perdido unos 20 kms de costa, porque tras un voltio de miles y miles de kilómetros, he salido casi al mismo punto, poco más o menos, pero también lo sabía. Me gustaría deciros desde donde he partido exactamente de Black Isle, pero como era en medio de la nada, y aún no ponen carteles con su nombre, y aclarando "Está Ud. a 4 millas de ninguna parte" o "¿Qué demonios se le ha perdido a Ud. aquí", me parece que era por Munlochy (que suena a colegio americano de documental de Michael Moore, a lo Munlochy Elementary School, que no veas), pero si hay que apostar, yo no llevo suelto.

En los paisajes del interior, novedades, siempre novedades. Y es que aquí casi nada se repite, nunca. Piensas: "Hala, más paisaje modelo Highlands". Pues no. Siempre hay diferencias. El de hoy se daba un aire a los vistos en Skye, pero no era igual (para empezar, hoy no llovía permanentemente, como una letanía, lo cual es una diferencia). Aunque apenas había ni el tato, era a la vez un lugar extremadamente apartado, pero más amable que Skye. De vez en cuando encontrabas alguna granja (La Casa de la Pradera total; en Skye, ni La Cabaña del Tío Tom), millones de corderos (por cierto, que adoran el asfalto, yo creo que pisan la hierba a la hora de comer, y se vuelven al alquitrán, que no hay barro), zonas de bosque en proceso de tala bestial (ves los límites de las áreas ya taladas, y los de primera fila, los próximos en ir a toriles, están ya medio tumbados, como si alguien hubiera dejado a medias una partida de bolos). Da un poco de pena verlos, la verdad. ¿No saben que luego tardan en crecer? ¿Alguien les ha hablado de la deforestación? Porque esto no es Montana; no hay tantas zonas arboladas como para no echar de menos las que están liquidando...


Eso sí, las carreteras, del estilo de Skye, que tampoco son tan malas. Me habían hablado fatal de ellas, pero no es para tanto. A ver: las autovías quedaron atrás en Glasgow, eso está claro. Pero luego hay, fundamentalmente, de dos tipos: las de doble sentido con su arcen y todo, una monada; y las que yo llamo judías verdes. Sí, es que son como larguíiiiiiiimas vainas. Estrechitas (cabe el coche, y gracias) y con abultamientos para la semilla cada cierto trecho (en las carreteras escocesas son para cruzarse con los que vienen de frente o dejar pasar a los que vienen detrás, y si eres yo, para detenerte a hacer fotografías, pero no sé si fueron pensadas con esa finalidad). Pero es que en muchos tramos te encuentras un Passing place cada 150 metros o menos. Afortunadamente, por esas carreteras no te cruzas mucha gente, así que la mayoría no los "disfruto". Pero sería una cuestión a plantearse: Escocia de abultamiento en abultamiento. No tiene días el año, creedme.


Pero como esta gente conduce que es un primor, todo cortesía (se me está pegando; como no me quite la tontería pronto, en la M-40 me machacan vivo), de verdad que es un placer cruzarte con ellos. Me saludan más en un día que a la Reina en un besamanos. "Gracias", "No, gracias a usted", "Las que Ud. tiene". Vamos, un no parar. A este paso, fundo las largas.

Hoy he comido como un señor; bueno, como un Gentleman. The Red Lobster, en Helmsdale. No, no venía en ninguna guía. He pasado por la puerta y me ha dado buena pinta. Me he asomado, y me la ha dado mejor. Es como un club de Lords, donde fumarse sus puros y hablar de partidos de Cricket en la India, o cualquier otra colonia. Pero sin caspa. Paredes forradas de madera, pequeños trofeos de caza en la parte superior de las mismas, pequeñas y cómodas butacas alrededor de también pequeñas (y pocas) mesas, de decoración una antigua cocina de leña hecha de hierro fundido, sobre la que reposan unas cacerolas de cobre (o latón, o lo que sea eso dorado-rojizo), y, para completar el cuadro, un aroma a comida de cuchara que alimenta.


Total, que me he hecho fuerte en la mesa junto a la ventana, y he pedido la carta. Una crema de Langosta que quitaba el hipo; el segundo, a base de cordero, me ha decepcionado un poco, pero estaba bien. Y, para mi sorpresa, ¡café de verdad! Me he tomado dos, no digo más... Total charge: 30 pounds. No me parece caro, la verdad, porque a la langosta se le oía lamentarse, de verdad, que estaba en mi cuenco casí íntegra. Claro, que si lo pienso, me ha costado lo mismo el B&B de Black Isle...

Se equivocaban. Los de Lonely Planet se equivocaban. Eso, o la edición que me han colocado en los grandes almacenes de referencia en la península (no digo más) antes de venir aquí es un incunable del Siglo XVI en lugar de la última edición. Porque estos de las guías son unos cracks (léase, piratas): no se ve el año de edición en ningún sitio, para poder seguir colocándolas así pasen los siglos. Aunque el lector avezado, que se lee la letra pequeña e inlcuso lo que pone en el canto de las hojas (o de casualidad, como es mi caso), encontrará referencias que le hacen pensar que es de 2007 como muy tarde.

El caso es que no es cierto que en Wick no haya alojamientos modernos y buenos (claro, cuando la guía salió de imprenta no estaban ni asfaltadas las calles). Según entro al pueblo, sin alojamiento ni nada, por supuesto, y nada más pasar el cementerio que hay enfrente del Lidl (palabra, debe de ser para que gasten pensando: para dos días que vamos a vivir, si estamos en este mundo de paso...), el caso es que veo a mano derecha "The Clachan B&B"; y me digo, "The Ta-chán", aquí paro yo... De coña, le quedaba libre una de las tres habitaciones que tiene. Pero es que entro y es un primor: habitación nu-e-va, de más de 20 metros cuadrados, más baño, a todo trapo (vamos, hasta TV LCD de 27'' mínimo, que con las horas que son ni me planteo ver si funciona, y es que sería la primera vez en todo el viaje, y rompería el toque Cómo aprovecho mi ocio en plan Uf, yo en verano es que la tele ni la toco). Un poco caro, eso sí, 50 pounds, pero tener tiempo después para ver los atractivos de la zona, no tiene precio. Para todo lo demás, metálico, que no les mola nada pagar comisiones a las empresas de las tarjetas, ni en este establecimiento ni en la mayoría de los que he pisado.

Y además, la mujer que lo lleva (como siempre, lo lleva una mujer, y, si es casada, el marido ve la tele mientras ella gestiona al huésped) es tan maja que dedica fácilmente 25 minutos a contarme pormenores de la zona, enterrarme en folletos, y apuntarme direcciones. Y hablando co-mo-con-gui-o-nes-pa-ra-que-le-en-ten-die-ra. Un encanto, de verdad. Aunque un atentado a mi inglés.

En relación a las tarjetas de crédito, esto es gracioso: para reservar el Ferry de mañana a Orkney (Islas Orcadas, suena bien, ¿eh?), te ponen las tarifas, luego te dicen que sólo se puede pagar con visa, y acto seguido te cobran un overcost por pago con tarjeta. Suena a timo, ¿no? Por si acaso, me llevo el flotador con el patito.

No obstante, respecto a Wick, la guía lo clava en lo siguiente, y cito textualmente: "Si el visitante da un paseo [...] percibirá ese algo extraño (y deprimente) que tiene el lugar - demasiado tranquilo para su tamaño". Probablemente, la expresión es "demasiado hormiguero para tan poca hormiga". Y es que las calles están desiertas como las de Belfast en sus peores tiempos. Y hay una zona (que he tenido que recorrer en coche buscando el castillo inencontrable, pero eso es harina de otro costal) de casas todas ídénticas, adosadas, con jardines cuidados pero sin flores, césped milimétricamente cortado, coches en el exterior, pero no canastas, bicicletas o porterías (yo qué sé, algo de vida), apenas un alma por la calle (sólo he visto, en lugares diferentes, sendos niños de no más de 8-9 años, muy raros), y, sobre todo, por encima de todo, el mismo color en las casas: un gris Berlín oriental que daba miedo.

Eso sí, los acantilados, tanto al sur como al norte del pueblo, alucinantes.




Una ruinas de castillo en cada uno de ellos. Al segundo ya he llegado justo cuando se ha puesto el sol (no se veía ni para dar el santo y seña), y en vista de que allí no había ni un alma, en medio de la nada, pero los carteles amenazaban de excomunión si cruzabas una cerca, he tirado de zoom para intentar sacar la silueta de las ruinas, con el pendón de Escocia en lo alto, a contraluz, con el sol rojo taurino detrás. Ha quedado algo apañado. Yo también sé sacar petróleo.

1 comentario:

  1. Burgman, te lo tienes que estar pasando de coña. Muy entretenida la crónica, pero me estoy dando cuenta de que nunca haces referencia a los días soleados, como los que te podías haber pasado en Benidorm!! y debes de estar deseando volver (o no?).

    Las fotos coj*nudas!! Esperamos ver las 10.000 cuando vuelvas.

    Sigue disfrutando.

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