Keoldale (Durness) - Scourie - Unapool - Point of Stoer - Ledmore - Ullapool - Torridon - Inverness
Algo se muere en el alma cuando se deja el norte de las Highlands, palabra de honor.
Estoy en Inverness (otra vez), resultado de un cúmulo de circunstancias. Principalmente, ser un cagaprisas y tener ganas de más. Y estoy un poco triste, en serio. Echo de menos el paisaje y la tranquilidad de ese norte extremo y único, y me sobra tanta gente, tantas casas y tanto coche (ajeno) ¿Es grave, doctor?
En realidad, Inverness es una balsa de aceite, os lo puedo asegurar, pero, ¡ay, el norte!
A la terea: esta mañana he amanecido enfrente de mi laguito. Por cierto, qué majos los del B&B de anoche. Les pregunté si tenían wi-fi, y llamaron al trabajo de la mujer para pedirle las claves, como no las sabía de memoria encendieron el ordenador, etc. Tanta molestia por 30 pounds. Son muy buena gente. Esta mañana me he dado cuenta de que para tener habitaciones para alquilar, los niños duermen en una buhardilla a la que se accede por una trampilla en el techo del dormitorio de los padres. No veáis que sensación levantarme al baño durante la noche (único de la casa) y oir a los padres hablando en su cuarto con la puerta entornada. Eso sí es una regresión.
El caso es que esta mañana mi preocupación era dar de beber a mi auto, que andaba sequito, el pobre. Objetivo: el autoservicio en Scourie, a 30 millas. Tenía en mente ir a la cueva de Smoo, en Durness, pero tenía que esperar a las 10, y yo lo que que quería era saber a qué atenerme con lo de la gasolina. Así que, por eso lo de cagaprisas, a por ello.
Llego a Scourie, y ahí veo el surtidor: siento un alivio liberador. Estaciono, me apeo y voy a la maquinita (efectivamente, allí ni gasolinero ni nadie, que es domingo). Atención al escalofrío que me recorre el cuerpo: en el panel donde hay que insertar la tarjeta de crédito aparece el dibujo y la posición de entrada de una tarjeta ¡con chip!
Yo ya había tenido una mala experiencia en este campo de los medios de pago, aquí en las islas: día 1, una de las muchas paradas entre Plymouth y Dumfries (de hecho, de las primeras, porque era para comer). Como quiero hacer todo ese día en plan eficiente, área de servicio, ¿qué hay rápido? Pues al Burger King. ¿Que hay un mostrador para encargártelo tú mismo y pagar con tarjeta? De cabeza, que hay prisa.
"Tarjeta no leída" multiplicado por 3. Al final, a la cola como todos, donde me explican que requiere tarjeta con chip (evidentemente, al menda le ha ido a faltar justo eso en el equipaje, vaya por Dios).
Y yo hoy, en la gasolinera, visualizando mentalmente el "tarjeta mal leída" aunque mi profesor de Tai-Chi me dice que visualice verdes prados. Efectivamente, "Tarjeta mal leída". Ay, Señor. Pruebo de nuevo y... Importe máximo, 75 pounds. ¡¡¡Gracias!!! Si hubiera habido alguien por la calle (una carretera que cruza el pueblo, es decir, pasa entre las 4 casas existentes en el medio de la nada), hubieran visto a un tarado dando botes (tal cual) en plan Cantando bajo la lluvia, y seguramente llamado a la policía. Pero nadie me vió, reposté (70 pounds por un depósito, ¡dónde vamos a llegar!) y carretera.
El caso es que, una vez renunciado a la cueva de Smoo y al cabo Wrath (para llegar al cual salía un ferry desde la puerta de mi B&B, hay que fastidiarse), que, por cierto, es otro campo de tiro del ejército (en Wick había uno junto a las ruinas del castillo, por lo que el acceso a las ruinas tenía este cartel tan tranquilizador, que ahora entiendo por qué el Castillo estaba en ruinas, claro).
Aprovecho la ocasión del cartel para colar este otro, porque en este país dan un juego...:
Hoy he leído otro en una tienda que decía: "Deja de protestar por el mal tiempo. 9 de cada 10 personas no sabrían empezar una conversación si no cambiara de vez en cuando". Y en el puerto de Scrabster había un barco llamado Just so, que, si no lo interpreto mal, es como como decir Sólo eso. Me imagino al tío del registro de cada puerto al que llegue: "¿Nombre del barco?", y cada vez la misma estúpida conversación. ¡Me mola el humor británico!
Bueno, el caso es que después de renunciar a ambas cosas, tenía que pensar en el próximo destino, y ganó el Old Man of Stoer, que básicamente es una formación rocosa en la costa que, resultado de la erosión, ha quedado como un pobre hombre en pie esperando que pase el autobús. Siento si no resulto muy eufórico al respecto, pero que sepáis que otro título para la entrada de hoy era "Enfangado", y ahora entenderéis por qué. No obstante, el tal Old Man es este buen hombre (os sonará, aunque probablemente más un primo suyo que está en la Isla de Hoy, en las Orcadas):
La cuestión era llegar a él. En el proceso, hoy he entendido dos cosas sobre las ovejas y los corderitos de estos lugares. Lo primero, por qué el cartel de ayer sobre las ovejas entrando en pánico y arrojándose por el acantilado:
La muy temeraría tenía bajo sus pezuñas una plomada de 40 metros. Tú dile ¡sorpresa!, y verás si se despeña.
También he entendido por qué corderitos y ovejas prefieren el asfalto: la hierba, en todas las Highlands, lo que hace es camuflar una puñetera piscina olímpica, que tiene debajo. Esto lo vas intuyendo, pero crees que lo tienes controlado cuanto vas evitando caer en ellas. Hoy he sido consciente de tenerlo muy descontrolado. Desde el aparcamiento, he tenido una caminata de hora y cuarto entre lodo oculto bajo una preciosa alfombra verde (más otro tanto de vuelta). Os juro que he llegado a meter hasta la rodilla. Recordadme pedir hora con el otorrino para sacarme el barro del oído, por favor.
Y la verdad es que ha sido la primera vez que me he quedado un poco con la sensación de "¿esto es todo?". Sé que suena poco entusiasta, sobre todo considerando el nivel al que os tengo acostumbrados, pero no sé, se veía al Old Man un poco poquita cosa. Igual era porque lo veía desde muy alto. A ver, la caminata en realidad ha sido divertida. Una vez que das las botas y los pantalones por caídos en combate, ya hasta disfrutas, chapoteando como un chaval (eso sí, despegar el pie del barro agota, ¿eh?). Lo bueno de la operación ha sido la parte deportiva, realmente, y alguna foto, pero poca cosa, no creáis (la oveja no se ha tirado, al menos en mi turno).
A la vuelta, lo primero que hace uno es irse al coche a poner en cuarentena la vestimenta, tirar de ropa y calzado de refresco, y a zampar, que para eso está la caseta en el aparcamiento. Y ahí me he echado mi horita y pico, que dada la carencia de clientela, me he tomado la baguette de salmón local con café (para entrar en calor, una combinación que uno jamás haría en casa) hablando con la mujer de lo divino y de lo humano (bueno, más humano realmente, porque no creo que sus vacaciones de hace tres años, en el mes de octubre, a Mallaig en pleno temporal, fueran divinas, al menos no tal como ella pone a su marido de vuelta y media por ir en caravana, y con dos perros).
Y luego, más carretera. Quería ver unas cascadas con un puente colgante que alucinas... pero estaba cerrado esta semana, qué mala suerte. Qué bien si lo hubiera sabido antes de desviarme 20 millas para llegar y pasar media hora buscando el lugar entre la niebla, como los famosos gorilas.
Y luego pitando a Torridon, que es un pueblo junto a un lago marino (¿cómo no?), acosado por la espalda por una montaña (del mismo nombre) de más de mil metros. La zona hoy estaba cubierta por nubes en las cumbres (que no se dejaban ver), pero entraba el sol por debajo, o sea que era una estampa bonita.
Hay momentos en que parecen volcanes, más que montañas:
Y media vuelta, para llegar a Inverness, donde de nuevo se ha demostrado mi extrema suerte. Como soy un champi, me he dicho: voy a pasar a ver mi B&B de la otra vez en la ciudad, que me gustó, y seguro que algo tiene. Me hago la distancia en tiempo record (respetando los límites, eso sí), y me planto en la puerta: No vacancies. Esto me suena. Pero la historia es más corta que ayer, porque dos casas (2) más allá, el cartel que me gusta. Llamo: 45 pounds, porque la habitación es doble, hijo. A las 8:30 p.m. se sella el acuerdo.
Y el sujeto me acompaña al aparcamiento, ve mi coche y empiza: "¡Si yo tuve uno casi igual!". Le caían unos lagrimones por las mejillas... Total, que le he caído bien y me ha largado la clave del wi-fi, y que para lo que necesite, aquí un amigo. Y le he hecho la seña de los friquis de Star-trek (eso es broma, pero hubiera quedado que no veas).
I (por no poner nombres propios, son las normas????),
ResponderEliminarHoy he conseguido por fin acceder a tu blog (hasta hoy que no he vuelto de vacances no he podido ver tu nueva dirección y la gente de Infiesto me habían dado la anterior, como yo no tengo Blackberry....).
Muy chulo tu blog, tus historias, tus fotos y da envidia todo lo que haces. Me imagino yo con Ramonin y Carlotina a cuestas.... un poco difícil.
Bueno suerte con tu viaje, yo siguiere tu experiencia por la web.
Suerte lo que te queda de viaje.
saludos
Buenio Burgman, veo día tras día que sigues disfrutando de tu viaje, asi me gusta.
ResponderEliminarLa referencia a los del viaje vacío, me ha tocado el alma. Ya lo hablaremos, pero tal vez te toque ir con copiloto, o peor de copiloto.
Besos y a seguir